Fuera mercenarios de Colombia.

lunes, 23 de agosto de 2010

2008 May 05 / Empresa que provee de mercenarios a Irak podría entrar a Colombia




Autor                           : 
Fernando Puchol - Agencia AP

Medio                           :  
El Mundo (España)

Fuente                          : 
Enlace                           :
Título                            :    Empresa que provee de mercenarios a Irak podría entrar a Colombia.
Fecha de publicación      :  5 Mayo 2008
Materia                         : Colombia, Derechos Humanos
Colección / Serie           :
Zona geográfica            : Irak, Colombia, 
Fecha de los hechos       : 2008
Entidades y personas mencionadas: 
Blackwater


Empresa que provee de mercenarios a Irak podría entrar a Colombia

Blackwater, la empresa privada de Estados Unidos que ha hecho fortuna prestando servicios paramilitares en Irak, tiene los ojos puestos en Colombia como mercado de futuro, según el periodista estadounidense Jeremy Scahill, autor de un libro sobre "El ejército mercenario más poderoso del mundo".

Scahill presentó este lunes en España, junto a la editorial "Paidós" , esta historia no autorizada sobre el imparable ascenso de Blackwater desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 en EE.UU. y sobre su conversión en uno de los poderes fácticos más poderosos e influyentes del complejo militar-industrial estadounidense.

En declaraciones a Efe, este periodista de 32 años que colabora habitualmente con el semanario progresista "The Nation", comenta que Blackwater ha conseguido beneficios récord en los últimos dos trimestres, pero que su objetivo es diversificar el negocio para adaptarse a nuevas realidades y que eso pasa por América Latina.

"Blackwater podría terminar en América Latina" , dice Scahill, quien destaca que el Pentágono ha instado a la compañía que preside Erik Prince, un ex militar de familia rica y muy conservadora, a optar a un plan de lucha contra la droga, principalmente para México y Colombia, que tiene un presupuesto de 15.000 millones de dólares.

Es a través de estas empresas privadas como Washington quiere garantizar su presencia en la región sin "dejar una huella militar", explica el periodista, quien sostiene que los miles de millones de dólares que EEUU ha invertido en los últimos 15 años en la lucha antidroga en la región han sido para "la lucha contrainsurgente".

El caso de Colombia es ideal, pues recibe de Estados Unidos 630 millones anuales para luchar contra el narcotráfico, de los cuales, a su vez, Bogotá destina buena parte a pagar los servicios de empresas de las mismas características que Blackwater, como DynCorp.

"El futuro pasa por el entrenamiento y la preparación de militares latinoamericanos, con el objetivo de tener pequeños equipos paramilitares trabajando para estas compañías en América Latina. Veremos un incremento de la presencia de estas empresas que deciden radicarse en la región", pronostica Scahill.

La lógica es la del negocio y la del mercado libre, la misma que llevó a Blackwater y a otras empresas que contratan mercenarios a fijarse en la "fuerza de trabajo barata" que ofrecían países como Chile, Honduras, El Salvador, Perú y Bolivia.

Frente a los 10 mil dólares al mes que puede cobrar un mercenario estadounidense o de otro país del primer mundo por prestar sus servicios en Irak, los latinoamericanos aceptan el mismo riesgo, ofreciendo la misma preparación, por sueldos de mil dólares.

Se trata en su mayoría de militares que se formaron en las décadas de los 80 y los 90, en el marco de las "guerras sucias" instigadas por Washington, y que ya han tenido experiencia en técnicas de contrainsurgencia, tiro de precisión, guerra de comandos, espionaje militar y tácticas de interrogatorio.

Afirma Scahill en el libro que "uno de los mayores contingentes de soldados no estadounidenses importados hasta Irak por Blackwater fue el compuesto por antiguos comandos chilenos, algunos de los cuales habían sido formados o habían servido durante la brutal dictadura militar del general Augusto Pinochet".

Cerca de un millar de chilenos fueron enviados a Irak gracias a la gestión de reclutamiento de José Miguel Pizarro Ovalle, a quien el autor describe como "un partidario acérrimo de Pinochet, que trabajó como traductor para el ejército estadounidense (...) antes de convertirse en enlace entre más de una docena de Gobiernos latinoamericanos y los fabricantes de armas de Estados Unidos".

Scahill subraya también que en Irak "los trabajos más peligrosos los hacen iraquíes o latinoamericanos, protegiendo edificios o contratados por empresas privadas y hombres de negocios para que los protejan". Añade que actualmente "los más buscados" son los peruanos, a los que se considera "soldados baratos y luchadores".

2007 May 16 / PRESENCIA DE MERCENARIOS EN COLOMBIA



Autor                           : 
José Humberto Torres miembro de la Coordinación Colombia Europa Estados Unidos)

Medio                           :  
Fuente                          : 
Prensa - Colectivo

Enlace                           :

Título : PRESENCIA DE MERCENARIOS EN COLOMBIA 
Fecha de publicación : Miércoles 16 de mayo de 2007
Materia : Colombia, Derechos Humanos
Colección / Serie :
Colombia
Zona geográfica : Colombia, chile, Irak,
Fecha de los hechos :
Entidades y personas mencionadas:  DynCorp, 
Chiquita Brands, Banadex, Cola Cola, Drumon  



PRESENCIA DE MERCENARIOS EN COLOMBIA

Miércoles 16 de mayo de 2007, por Prensa - Colectivo

" El último período de la actividad de mercenarios en Colombia lo constituye la puesta en escena, en 1999, del denominado Plan Colombia. El componente militar del Plan Colombia se desarrolla con recursos propios de la nación, endeudamiento interno y externo. También con equipo militar donado por el gobierno de los Estados Unidos"



Presencia de Mercenarios en Colombia Cuarto Periodo de Sesiones del Consejo de Derechos Humanos de Las Naciones Unidas Ginebra, Marzo 21 de 2007


Presentación oral del Sr. José Humberto Torres miembro de la Coordinación Colombia Europa Estados Unidos

Sr. José Gómez del Prado Presidente del Grupo de Trabajo sobre la utilización de mercenarios como medio de violar los derechos humanos, distinguidos delegados, representantes de las Naciones Unidas, de Organizaciones Intergubernamentales y No Gubernamentales.

Los colegas Alirio Uribe y Diana Murcia del Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, organización No Gubernamental de derechos humanos miembro de la Coordinación Colombia Europa Estados Unidos, me han confiado el honor de presentar a ustedes la situación Colombiana relativa a la utilización de mercenarios como medio de violar los derechos humanos y de obstaculizar el ejercicio de los pueblos a la libre autodeterminación.

Para cumplir con ese encargo les invito ver a continuación apartes (dos minutos) de la ultima entrevista concedida a una canal privado de la televisión colombiana por el Mercenario israelí YAIR KLEIN.

Continuado con la presentación quiero recordar que en su momento el entonces Relator Especial sobre la cuestión de la utilización de mercenarios, del sistema de las Naciones Unidas, señor Enrique Bernales Ballesteros advirtió que "una de las nuevas formas de mercenarismo [es] la que se produce a través de compañías privadas de seguridad que contratan servicios militares empleando para ello a mercenarios, modalidad que por no estar contemplada en los dispositivos legales internacionales, ha facilitado su rápida expansión”.

Por su parte el Grupo de Trabajo sobre mercenarios que preside el señor GOMEZ DEL PRADO ha destacado en su último informe el incremento en la sesión de funciones militares y de seguridad a Compañias de servicio militar privado con el riesgo de que estas sean cómplices en violación de derechos humanos.

Hasta ahora, la definición clásica que aporta el DIH sobre las características del mercenario no permite calificar como tales a los miembros de Empresas Transnacionales de Seguridad que actúan bajo idénticos métodos y recursos.

El conflicto armado interno Colombiano no ha sido ajeno a la utilización de mercenarios.

Las autoridades de mi país han advertido sobre la participación de combatientes extranjeros en las filas de las guerrillas que operan en Colombia.

En 1987 se conoció la presencia en el Magdalena Medio Colombiano de un Coronel retirado del ejercito Israelí; el señor YAIR KLEIN quien reapareció el pasado 5 de marzo confesando, en una entrevista concedida a un canal nacional de televisión, que su empresa de seguridad fue contratada en 1988 por ganaderos y empresarios de la industria del banano para entrenar a miembros de grupos paramilitares en Colombia.

Actividades que según él fueron puestas en conocimiento del entonces General de la Policía Nacional CARLOS ARTURO CASADIEGO.

Del grupo de 60 hombres que adiestro salieron temibles asesinos que sirvieron para manchar con más sangre la historia reciente de Colombia.

Los hermanos Castaño Gil y el temible Alonso de Jesús Baquero, alias Vladimir, se destacaron como sus más aventajados alumnos.

A alias Vladimir se le atribuye en Colombia el asesinato de por lo menos cien personas civiles.

El testimonio que cito a continuación permite deducir el alcance de las instrucciones dadas por Klein:

"Nos dijeron que un guerrillero o un auxiliador de la guerrilla, ubicado en un sitio clave, nos podía hacer mucho daño. Entonces salimos a perseguir a los colaboradores y al brazo armado de las Farc. Y les dimos muy duro. Al que detectábamos, le dábamos (muerte).

Fue apasionante ser alumno de Klien." , comento alias Vladimir en una entrevista a la Revista Semana.

Estas, son solo algunas de las huellas que dejó el paso por Colombia del mercenario YAIR KLEIN, un monstruo salido de las propias entrañas del ejercito Israelí, quien al conocer que había prescrito la pena de 10 años de prisión impuesta en su contra por un Juez Colombiano, justamente por su participación en el adiestramiento en practicas de guerra a grupos paramilitares, expreso a los periodistas su disposición de regresar a Colombia para concluir su propósito de exterminar a la guerrilla.

"El mejor capitulo de mi vida fue mi paso por Colombia" dijo Klein.

El último período de la actividad de mercenarios en Colombia lo constituye la puesta en escena, en 1999, del denominado Plan Colombia.

El componente militar del Plan Colombia se desarrolla con recursos propios de la nación, endeudamiento interno y externo. También con equipo militar donado por el gobierno de los Estados Unidos.

Colombia no recibe recursos en dinero efectivo, las donaciones se hacen en especie tales como helicópteros, armamento, aviones, productos químicos, capacitación de personal militar; mantenimiento de helicópteros artillados y asesoría en labores de inteligencia militar a través de radares y adiestramiento para mejorar la capacidad de combate.

Para estas actividades, a través de convenios binacionales se ha establecido una misión permanente de militares y civiles estadounidenses en el país que gozan de todas las garantías de inmunidad diplomática.

Para evitar el impacto sicológicamente negativo que hubiera tenido una intervención demasiado visible, esa primera fase del Plan Colombia limito a 400 el número de militares estadounidenses autorizados para trabajar en operaciones dentro de Colombia.

El congreso norteamericano autorizo además la presencia de hasta 400 “contratistas civiles”, limitación esta que fue fácilmente burlada por el Departamento de Estado y la empresa Dyn Corp contratando personal guatemalteco, hondureño y peruano toda vez que la limitación impuesta se refería solamente a estadounidenses.

En octubre de 2004 el Congreso de los Estados Unidos levanto la restricción en el numero de soldados estadoudinenses que podían operar en Colombia, medida que permitió a Washington duplicar la cifra llevándola a 800 militares y a 600 civiles.

Aunque esta especie de neo-mercenarios que actúan en Colombia en su mayoría pertenecen a la compañía DynCorp, existen por lo menos 30 empresas más o sociedades militares privadas dedicadas a supuestas actividades contra el narcotráfico, al reabastecimiento de combustibles en las pistas de aterrizaje, a instruir a oficiales de la policía y del ejercito en la aplicación del plan Colombia, al mantenimiento de helicópteros de combate y aviones de transporte de tropas, a la instalación y manejo de radares, así como ha fotografiar el espacio aéreo e interceptar comunicaciones con fines militares, entre otras.

La naturaleza de los convenios que establecen la presencia de tales contratistas impide que Colombia ejerza su jurisdicción para investigarlos o juzgarlos. Situación esta que bien merece ser sometida a estudio por parte del grupo de trabajo la utilización de mercenarios.

Al ser considerados parte de la misión diplomática en Colombia, estos contratistas se sustraen también al cumplimiento de la normatividad migratoria, situación que les ha facilitado cometer delitos en el país.

Gracias a un acuerdo firmado en septiembre de 2003 entre los gobiernos de Colombia y Estados Unidos los miembros de las fuerzas armadas estadoudinenses y los mercenarios de estas Empresas Transnacionales de Seguridad actúan cubiertos por la mas odiosa impunidad; acuerdo según el cual el gobierno de Colombia esta comprometido a no someter a la jurisdicción de la Corte Penal Internacional a los ciudadanos estadoudinenses que en Colombia cometan crímenes contra la humanidad.

La presencia de la empresa DynCorp en Colombia ha sido dispuesta por los Estados Unidos a fin de proteger sus intereses estratégicos, y ha sido justificada en razones de seguridad nacional de ese país y de lucha transnacional contra el terrorismo. La metodología empleada para esto, es la de la reserva de información y la inmunidad, y así es como se han vulnerado los principios de soberanía y autodeterminación del Estado colombiano.

Al aceptar tales condiciones, el gobierno de Colombia menoscaba la integridad nacional. Sin embargo, hasta la fecha ninguna autoridad colombiana se ha pronunciado en contra de la presencia de mercenarios en Colombia. Por el contrario la justifican alegando que “la presencia militar norteamericana en el territorio nacional, no implica que ésta sea de carácter bélico, pues existen actos propios de fraternidad y cortesía internacional, cuya aceptación o no depende de la celebración de acuerdos bilaterales”, sin embargo, tales acuerdos nunca han sido objeto de revisión por parte del poder legislativo en Colombia tal y como lo establece el ordenamiento constitucional vigente.

En estos días se han conocido los vínculos de empresas trasnacionales como Chiquita Brands, a través de su filial en Colombia Bandex, con los grupos paramilitares que antaño fueron adiestrados, entre otros, por el mercenario YAIR KLEIN

Se encuentra igualmente en debate judicial la responsabilidad o participación de empresas multinacionales como Cola Cola y Drumon en el asesinato de lideres sindicales en Colombia.

Concluyo esta presentación recordando que la vinculación entre este tipo de empresas o compañías privadas de seguridad y gobiernos no legitimaba per-se, la actividad mercenaria.

Aprovecho la oportunidad también para recordar igualmente que “El que sea un gobierno quien contrata mercenarios o empresas que a su vez reclutan mercenarios, para su propia defensa y acción política dentro de su país o para fortalecer posiciones en conflictos armados, no modifica la naturaleza del acto ni su ilegitimidad”.