Medio : Re Visto.
Fuente :
Enlace :http://www.re-visto.de/?p=498
Título : Un peligroso intercambio de papeles.
Geheimdienstler als Journalisten – Eine gefährliche Legende
Fecha de publicación : 7. Septiembre 2009
Materia : Colombia, Derechos Humanos
Colección / Serie : Tribuna
Zona geográfica : Alemania, Colombia, Francia, Somalia, Iraq, Balcanes, USA,
Fecha de los hechos :
Entidades mencionadas: ONG Reporteros sin Fronteras, Servicio Alemán de Información (BND)Un peligroso intercambio de papeles
Es cada vez más frecuente que agentes del servicio secreto o militares utilizan el disfraz de periodista o de colaborador humanitario. Esto pone en peligro a los periodistas, constata Hans Leyendecker, periodista investigativo alemán.
Somalia es un infierno sin Estado y, por lo general, en esos sitios las reglas no existen. Tal vez fue pura negligencia, quizás mala intención, el hecho de que hace no mucho tiempo dos asesores de seguridad franceses se hicieran pasar en el Hotel Al Sahafi de Mogadiscio por reporteros. Así consta al menos en el registro de entradas, que aquí también se rellena.
A principios de julio, los dos galos, supuestamente encargados con la misión de ayudar al actual Gobierno provisional a solventar problemas de seguridad, fueron secuestrados por hombres que portaban, al parecer, impolutos uniformes policiales. El Ministerio de Exteriores francés dio a conocer que sus agentes se hicieron pasar por periodistas seguramente “por motivos de seguridad”.
La ONG Reporteros sin Fronteras, que se encarga de defender la libertad de expresión y se ocupa de las víctimas de la profesión periodística, está “conmocionada”. Estas medidas de camuflaje hacen aumentar el riesgo al que ya de por sí se ven expuestos los informadores, critica en un comunicado.
Si se redactase un catastro internacional de países peligrosos para los periodistas, Somalia se encontraría entre los primeros. Hace cosa de un año, dos reporteros canadienses fueron tomados presos en las cercanías de Mogadiscio y aún continúan sin estar en libertad. Desde principios de 2009 han sido asesinados cinco periodistas en el país africano. “Mi supervivencia como informadora depende de que mi neutralidad periodística siga resultando creíble”, dice la Bettina Rühl, una periodista especializada en zonas en conflicto que viaja con frecuencia a Somalia y asegura “no tener palabras” ante el acto de mimetismo de los agentes franceses.
Una práctica peligrosa
Este caso llama la atención sobre una práctica que en los últimos tiempos se está tornando cada vez más frecuente. Agentes del servicio secreto o militares ocultan su verdadera identidad tras la leyenda del periodista o la del colaborador humanitario y, al final, todos se convierten en sospechosos.
Liberación de Ingrid Betancourt
Los agentes británicos utilizan con frecuencia el disfraz de periodista. Cuando el año pasado un comando especial de las fuerzas armadas colombianas liberó a la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt del largo cautiverio al que la sometían las FARC, los soldados dijeron ser periodistas que querían entrevistar a uno de los líderes guerrilleros. “Sólo una pregunta, por favor”, se oye pedir en un vídeo a uno de los supuestos reporteros. El comandante responde: “eso va contra las reglas”, y poco después se encuentra esposado sobre el suelo.
Formación periodística para agentes secretos iraquíes
Muchos agentes secretos iraquíes reciben formación periodística e incluso clases de locución. Miembros de los servicios de información del ejército alemán se dedicaron a recaudar datos en los Balcanes fingiendo trabajar para medios de comunicación, lo que va claramente en contra del reglamento. Esto lleva a que en muchas regiones ya no se crea en el papel neutral de los informadores. Y a veces, son las partes en conflicto las que les exigen a los periodistas que tomen partido.
Por eso, al contrario de lo que sucedía antes, muchos reporteros han dejado de marcar sus vehículos con los indicativos de la prensa: estos pueden ser mortales. De cuando en cuando, un francotirador recibe un incentivo económico para que asesine a un periodista.
En este trabajo, la protección absoluta no existe, y cierto es también que las líneas divisorias en la labor que realizan algunos periodistas no siempre están claras. El llamado “escándalo periodístico” del Servicio Alemán de Información (BND) hizo público que los agentes contaban en ocasiones con la estremecedora colaboración de un periodista de guerra. Un reportero británico secuestrado por los talibán se dedicaba, al parecer, a suministrarle información secreta a las tropas de su país. Y en Estados Unidos hay periodistas a los que se les califica como NOC, “non official cover”: supuestos reporteros que en realidad trabajan para los servicios secretos y reciben de éstos su segunda nómina. Casos semejantes existen en muchos otros países.
Cientos de periodistas de la Alemania occidental, los llamados “lanzaderas” (“Lancierungskanäle”), se encontraban en plantilla de la policía secreta de la RDA, Stasi. No eran ni son pocas las ocasiones en las que los reporteros reciben suculentas ofertas de intercambio de información: un peligroso dar y recibir en el que, al final, ya nada se distingue con claridad. “¿Y qué importa si algunos periodistas trabajan como agentes de los servicios secretos?”, se preguntaba el fiscal general del Estado alemán, Ludwig Marin, en una carta abierta. Demasiadas veces, estas dos ocupaciones tan diferentes se unen en una alianza demasiado estrecha. Los periodistas convertidos en agentes secretos son tan peligrosos para esta profesión como los agentes secretos que se hacen pasar por periodistas.
Biografía Hans Leyendecker
Hans Leyendecker, nacido en 1949, es uno de los periodistas más conocidos de Alemania. El Wallstreet Journal y el Frankfurter Allgemeine Sonntagszeitung han dicho de él que es el “Woodward alemán”. Durante casi dos décadas escribió para el magazín Der Spiegel.
Desde 1997 es redactor de la sección de política del Süddeutsche Zeitung y dirige además el recién inaugurado departamento de investigación del diario. Un sinfín de grandes escándalos se han hecho públicos gracias al trabajo de Leyendecker.
Desde los años ochenta, este cronista se dedica a indagar en las cuentas de los partidos políticos: sin él, el escándalo de financiación partidaria en torno al ex canciller Helmut Kohl nunca hubiera salido a la luz. En 2001, Leyendecker fue uno de los fundadores de la organización periodística Netzwerk Recherche, que se dedica a fomentar el periodismo de investigación en Alemania.
Traducción: Luna Bolívar
Artículo original: Geheimdienstler als Journalisten – Eine gefährliche Legende
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